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Si llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás, no te olvides de esa época en la que vivías sin miedos y con plena libertad, cuando no te importaba que te juzgaran y no te cohibías a la hora de actuar, cuando tenías esa hambre constante de conocimiento. Revive todas esas sensaciones sin dejar de razonar, para que disfrutes con la intensidad y la sorpresa de un niño cada día de tu vida actual.