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Quien conoce las tempestades, ve llover y sonríe. No hay tormenta que le cause temores o dudas, es una persona que confía en que podrá vencer y aprovechará cualquier cambio que traiga los fuertes vientos; una lluvia dibujará sobre su rostro una sonrisa, porque sabe que tiene la fortaleza y paciencia para superar cualquier dificultad que se le presente.