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Nadie necesita hablar mal de la gente, sus acciones ya dicen lo suficiente. Quien finge su actitud no puede sostenerla por mucho que quiera, en algún momento todo su teatro se vendrá abajo y se mostrará a sí mismo como en realidad es; no es necesario sembrar palabras que pongan en duda su integridad, porque tarde o temprano por sus propias acciones caerá.