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La existencia de las personas es la suma de pequeñas circunstancias imprevistas, de aquellos momentos que sin planearse terminan marcando el rumbo de nuestra historia. Por más que intentemos tener el control, la vida tiene su propio ritmo. No somos sólo lo que soñamos y lo que buscamos, también somos lo que la vida nos pone enfrente y cómo elegimos responder ante ello. Todo lo que pasa a lo largo de nuestra existencia nos va formando, nos enseña a adaptarnos, a soltar y a confiar en ese vaivén entre lo que se espera y lo que simplemente ocurre, allí se construye la riqueza de vivir.