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Te idealicé demasiado. Vi en ti lo que quería ver, no lo que realmente eras. Pinté de colores una realidad que era gris y puse virtudes donde solo había apariencia. No te estoy señalando ni echándote la culpa, porque al final fue mía porque construí un mundo que no existía, aferrándome a una versión tuya que sólo era posible en mi mente. Me duele ver la verdad, pero la prefiero, aunque me duela porque ya no deseo seguir entregando mi amor a una simple ilusión.