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No miremos atrás con enojo, ni avancemos con miedo, sino con conciencia. Seamos responsables de nuestros actos pasados y démosle la bienvenida a todo lo que nos espera en el futuro; no guardemos rencores que sean cargas pesadas para nuestras almas y soltemos cualquier temor que detenga nuestra marcha. Vivamos con la tranquilidad y la responsabilidad que conlleva el ser libres y consientes por el resto de nuestros días.