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El amor espera, confía, es paciente, acepta y es fuerte. No tiene prisa porque su fortaleza radica en la paciencia y la certeza de que lo mejor siempre está por venir, no duda, es transparente, no ejerce presiones, acepta las imperfecciones y es un gran apoyo en los momentos más difíciles. Resiste tormentas y pruebas, es inquebrantable ante las dificultades, porque permanece firme fortaleciéndose diariamente.