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Dios te cuida y bendice, nunca lo pongas en duda. Tienes un faro que te guía en medio de las adversidades, fortaleciéndote mental, física y espiritualmente cada día de tu vida para que puedas luchar contra las dificultades y también para que avances hacia esas metas que te has propuesto alcanzar. No dudes nunca de su presencia, háblale siempre desde tu corazón y percibirás su amor.