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En paz me acostaré y asimismo dormiré; porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado. Salmos 4:8. Termina siempre tus días con la certeza de que Dios estuvo contigo todo el tiempo y entrégate al descanso sabiendo que él cuidará de ti hasta en los sueños más profundos, dándole tranquilidad a tu mente para que puedas descansar plácidamente.