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Cuando comprendes que Dios está contigo, ya no importa quién está contra ti. Tienes la tranquilidad de seguir tu camino sin miedo a las envidias o los tropiezos que personas inescrupulosas vengan a causarte, Dios está protegiéndote, así como a los seres que tanto amas y le encomiendas a diario, has comprendido que en contra de Él nadie puede obrar.