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No le llames suerte, vive con la certeza de que Dios está contigo guiándote iluminando cada paso de que das rescatándote del pecado, haces parte de sus hijos amados. No tengas duda alguna, si la vida a veces se pone pesada y sientes que tocas el fondo, no temas porque ahí está Dios que con ese amor incondicional no deja que te quedes ahí, fíjate bien que siempre tomas un nuevo impulso para seguir y llegas más lejos.