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A veces dejar de querer, es quererse también. A veces nos volvemos ciegos de amor y olvidamos qué es lo que de verdad le conviene a nuestra vida, ponemos por encima de nuestro ser e intereses a otras personas que no van en nuestra sintonía y terminamos sufriendo, olvidamos lo mucho que valemos, por eso en ocasiones alejarse de lo que se quiere, es recordar cuanto te quieres.