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La preocupación es una total pérdida de tiempo. No te hace cambiar nada y todo lo que hace es robar tu energía. Cuando te preocupas demasiado dedicas tus pensamientos a escenarios que no hay ocurrido y seguramente no ocurrirán, impidiéndote así disfrutar de tu presente; es cierto que debes prever las posibles soluciones y desenlaces de tus acciones, pero debes evitar sumergirte en una constante angustia que te impida ver el lado positivo de la vida. Libera tu mente de cargas innecesarias para que recuperes la energía y enfrentes tu existencia con más claridad.