Soltar duele, pero quedarte e insistir, donde ya no hay nada, te dolerá más. Si sientes que el otro no te quiere, vete. No sigas dañándote, comprende que nadie manda en el corazón y que si ya no queda nada lo mejor es dejar así, seguir tu camino, sobreponerte al dolor y no tener un sufrimiento constante que no te conduce a ninguna parte.
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