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Pon en manos de Dios lo que no pudiste resolver hoy y descansa, mañana será otro día y todo marchará mejor. No todo depende de tu esfuerzo y no todo se puede resolver en un solo día, porque hay situaciones que toman más tiempo, paciencia y esfuerzo. Por ahora deja que tu alma se relaje, que tu mente y tu corazón estén más tranquilos para que así te entregues a un merecido descanso. Dios seguirá obrando mientras tu duermes, así que suelta cualquier carga, apaga las preocupaciones. Mañana será otra nueva oportunidad y seguro que todo mejorará.