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No importó que me hubiera aferrado a ti, porque tu hace tiempo, ya me habías soltado. Sin pronunciar una sola palabra te alejaste, mientras yo daba todo por ti; sin darme una razones fuiste cambiando tus actitudes sin darme tan siquiera una explicación. Debiste hablarme, para resolver de una manera clara y mutua lo que estaba sucediendo y no ver como me ilusionaba cada día con algo que terminó siendo una gran mentira.