19
No doy segundas oportunidades, pero te quería tanto que íbamos en la décima. Y no era porque no conociera mi valor, sino porque de verdad creí en que merecía insistir, esperar y hasta disculpar, entonces rompí mis propias reglas, dejé que cruzaras mis límites y le di voz a una falsa esperanza. Te quise con paciencia, quería que lo nuestro funcionará y en serio pensé que tus promesas de cambio eran reales, pero ya no quiero desgastarme más; querer mucho no basta y no deseo seguir viendo como rompes una a una todas tus promesas.