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Nada tiene más poder que el amor de Dios. A donde sea que dirijas tus pasos siempre te acompañará su amor, guiándote y protegiéndote a lo largo del camino que decidas seguir, aún en tus equivocaciones y cuando tropiezas, ahí está firme a tu lado para levantarte, sanarte para que sigas adelante; el amor de Dios es el que te acompaña desde el primero hasta el último de tus latidos, su amor es fuerte e infinito.