Hemos llegado a fingir que no tenemos corazón, para evitar que lo rompan porque estamos cansados de dar todo nuestro amor y a cambio solo obtener sufrimiento, por eso creamos una coraza en la que nos refugiamos, hemos preferido la soledad, esa que no hiere y nos ofrece tranquilidad, pero debemos admitir que en el fondo nuestro corazón sigue latiendo con el anhelo de que algún día alguien nos quiera de verdad.
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