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¡Gracias Dios por absolutamente todo! Por esas personas que llegaron a mi vida y también por las que se fueron dejándome lecciones valiosas. Gracias por los días de sol y también por las tormentas que me hicieron más fuerte. Te agradezco por esos silencios que llevaron a la reflexión, por tu compañía y protección. Por todas esas oportunidades que pusiste ante mí, por cada una de tus bendiciones; sé que no siempre entiendo tus planes, pero confío plenamente en que todo lo permites por un objetivo mayor.