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El día termina, pero la esperanza se renueva con cada estrella que se asoma en el cielo. Porque, aunque el sol se despida y el cielo se oscurezca, la noche llega con su calma y con sus bellas estrellas como un recordatorio de que incluso en la oscuridad más profunda hay luz. El final del día, no es el fin de nada sino una oportunidad de que el alma se tranquilice y de paso para pensar mejor en los pasos que se darán en el mañana.