29
Aunque no estés, aunque no volvamos, me enseñaste como debía sentirse la felicidad y te lo agradezco. Me llevo cada sonrisa compartida en todos esos instantes precisos que me regalaste, nuestra complicidad, cada abrazo sincero donde entendí que era la verdadera alegría. Y por eso, más allá de la nostalgia sólo puedo darte las gracias por tantos momentos que atesoro, porque lo que aprendí a tu lado vivirá para siempre en mí.