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A Dios le debo todo lo que soy, y todo lo que un día seré. Porque su amor me ha sostenido en los días más difíciles y me ha guiado son su luz cuando no encontraba el camino; Él me ha fortalecido y levantado cuando creí no poder más. Dios conoce mis batallas, mis silencios y mis anhelos más profundos, por eso confío plenamente en el futuro que me tiene reservado. Mi historia no sería la misma sin Él.