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Vete a dormir confiando en que Dios protege tu vida y tu descanso. Duerme con la tranquilidad de saber que tu familia y tú están siendo custodiados por el mayor y mejor protector que puedan tener. Dios te brindará los más hermosos sueños, recargará tu alma de buena energía, para que mañana desde muy temprano tengas la fuerza y el entusiasmo que necesitas para iniciar un nuevo día.