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Una vida no compartida, es una vida no vivida. El verdadero valor y la plenitud de la existencia se encuentran en la conexión con los demás, en esos momentos en que compartimos experiencias, emociones y momentos con quienes nos rodean, brindándonos su atención y su aprecio. La vida es más bonita cuando la compartes con quienes amas y te aman.