28
Una vez que pierdo el interés, ya no vuelve. No es cuestión de orgullo ni de terquedad, lo que sucede es que lo que deja de despertarme curiosidad, emoción o compromiso, yo definitivamente desisto y sé que en mí no se vuelve a encender la más mínima chispa. Prefiero seguir adelante y abrirme a nuevas experiencias, no tengo ninguna prisa en desaprovechar mi energía.