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La mayoría de tus heridas quizás no sean tu culpa, pero tu sanación si es tu responsabilidad. Debes dejar de tocarlas para que sanen, hacer borrón y cuenta nueva sobre lo que ya has vivido para iniciar nuevos caminos; repara tu alma, pon tu mirada en el horizonte y ya deja de llorar sobre lo que no tiene solución, eres tu único sostén y debes levantarte desde la experiencia con más fuerza.