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Ten un feliz y muy bendecido descanso. Deja todo lo que te quitó la tranquilidad fuera de tu habitación, relájate y piensa en lo positivo que te trajo este día que está concluyendo, toma las lecciones que te dejaron todas las situaciones que viviste; cuéntale a Dios tus planes, tus preocupaciones y descansa con la confianza puesta en que mañana te entregará un día precioso lleno de infinitas oportunidades.