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Sigue orando y conserva la calma, Dios te escucha y te ayudará. No dejes que el peso del miedo te aplaste, no permitas que la angustia sea la que domine sobre tus decisiones, no sucumbas ante las difíciles circunstancias; habla con Dios, pon en alto tus oraciones. Dios está presente, está contigo y muy pronto te dará las herramientas que necesitas para superar lo que ahora te tiene en vilo.