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Sigue esforzándote y sigue orando, no dejes que los momentos difíciles, detengan el buen ritmo que llevas. Confía en que Dios hará el resto, porque sabe cuánto te has esforzado, ha sido testigo directo de todo el tiempo que has invertido en ese gran sueño y por el que a diario estás trabajando; sigue dando lo mejor de ti, Dios está muy cerca protegiéndote y apoyándote.