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Que por cada lágrima que derrames, una bendición te llegue del cielo. Por cada tristeza que tengas en el corazón venga una recompensa mayor; no mereces ninguna clase de sufrimiento, eres un ser bueno que merece gozar las mayores retribuciones que el mundo tenga para entregarte. Pronto superarás los difíciles momentos y tus días se colmarán de bendiciones, sé fuerte y confía en Dios, todo estará mejor.