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Que no me querías perder, decías. Sentí que era importante para ti, tus palabras y actos parecían venir desde lo más profundo de tu corazón y yo te creí. Pero tus acciones no coincidían con tus promesas y fueron derrumbando tu dicho compromiso con nuestra relación. Decir que no quieres perder a alguien implica estar en los momentos difíciles, valorar los pequeños detalles, aceptar al otro con su virtudes y defectos, saber escuchar y permitir un dialogo abierto. Si no me querías perder, debiste permitirme amarte sin tantos condicionamientos.