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Que maravillosas las personas que te quieren por tus cenizas sin siquiera saber cómo fue el incendio. Aquellas almas generosas que no requieren explicaciones, no piden detalles de lo que te rompió, no juzgan tus silencios ni señalan tus cicatrices, sólo llegan se quedan, te abrazan y aceptan como eres, sin preguntas ni condiciones, porque de alguna manera perciben tu cansancio y cuánto luchaste para mantenerte en pie. Esas personas no necesitan profundizar en tu historia para saber que eres un ser digno de amor, cuidado y compañía; esas personas son un regalo invaluable que merece ser cuidado y respetado.