Quien se atreve a apagar la luz de los demás para brillar, carece de nobleza, no es necesario pararse sobre nadie ni humillar para brillar. Una persona inteligente y bondadosa lo comprende, tiene la sabiduría hasta en el corazón y en vez de pisotear a los demás, enseña y ayuda procurando iluminar con su luz la vida de quienes le rodean.