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Olvidemos con generosidad a aquellos que no pueden amarnos. Si no estaba en sus corazones poder correspondernos, no odiemos, no nos entreguemos a la tristeza, mejor comprendamos que no era el momento y que esa persona no era para nosotros. Tengamos la dignidad de retirarnos con la frente en alto, deseándole lo mejor a quienes tanto amamos.