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No importa las dificultades que tengas, nunca te rindas confía en Dios. Ve cada desafío como una oportunidad para aprender y crecer, para fortalecer tu espíritu y no cedas por nada, ante las dificultades; aún cuando las cosas parecen imposibles de solucionar, Dios hará todo para ayudarte, te guiará y sin duda hallarás la manera de superar cualquier obstáculo. Mantén la fe, confía en tus habilidades y en el propósito que Dios tiene para ti, todas las pruebas que hoy enfrentas pueden convertirse en las bendiciones del mañana.