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No hay tormenta que dure para siempre cuando tu confianza está puesta en Dios. Tranquilízate para que puedas pensar de una manera más clara y pídele a Dios que te dé la inteligencia para resolver cualquier conflicto; ten fe en su compañía y en que sabiamente te conducirá por el camino correcto. Sé paciente y sigue confiando en el poder de Dios.