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Nadie te puede dar lo que tú no estás en disposición de darte. Esperar a que los demás satisfagan tus necesidades emocionales y existenciales sin antes hacerlo tu mismo, es una perspectiva limitante. Debes identificar tus valores, tus deseos, tus pensamientos y emociones, enfrentar tus debilidades, reconocer tus fortalezas y aceptar tus imperfecciones. Asume la importancia de valorarte y de ser responsable de tu propia felicidad sin darle la responsabilidad a alguien más.