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Nadie es más feliz que aquel que aprendió a disfrutar de su propio espacio sin sentirse un solitario, aquel que se quiere y se conoce no siente en soledad y ama ese tiempo a solas, disfruta de sí mismo, además respeta y entiende el espacio personal de los demás. Disfrutar de uno mismo no se debe confundir con amargura o tristeza, es un momento para descubrir lo nuevo que hay en ti, redescubrir tus fortalezas.