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Nada se acaba hasta que Dios no lo diga. No renuncies a seguir en el camino que un día escogiste, debes enfrentar cada situación con fortaleza, conservando la tranquilidad para que tu raciocinio te permita tomar las decisiones correctas y triunfar sobre lo que ahora mismo se presenta; mientras haya vida hay oportunidad de resolver lo que sea. No te olvides que Dios está contigo en esta dura batalla ¡no vayas a rendirte!