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Mantén la calma, respira profundo y confía en Dios. Él está contigo, te guía y te sostiene con su amor infinito; cuando sientas que las circunstancias te superan recurre a su amparo, pídele que te renueve y te de la fuerza necesaria para vencer tus temores y enfrentar con valor cualquier situación. Deja tus preocupaciones en manos de Dios y enfócate en lo que si puedes controlar, con calma todo se resolverá del mejor modo posible.