29
Los hombres son como los vinos. La edad agria a los malos y mejora los buenos, revelando su verdadero carácter con el paso del tiempo. Agria a los malos, resaltando sus defectos y amarguras, mientras que ennoblece a los buenos, otorgándoles madurez y un sabor más exquisito. Así como un buen vino necesita paciencia, cuidado y las condiciones adecuadas para alcanzar su máxima expresión, las personas también requieren de experiencias y aprendizajes que les permitan desarrollar lo mejor de sí mismas, para convertirse en seres que inspiren y enriquezcan a quienes los rodean.