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Lo que se habló en amistad, no se divulga cuando ya no la hay. Ninguna persona quedará bien si expone a la otra, ante todo la lealtad en memoria de los buenos momentos que pasaron y de ese cariño especial que hubo en aquel tiempo de fraternidad. No hay que olvidar el daño mutuo que se podría ocasionar, así que es mejor conservar los gratos recuerdos deseando lo mejor para cada quien y continuar.