242
Un día sentí que todo había terminado, no tenia fuerza para seguir perdí la confianza, entonces le pedí a Dios que me ayudara a crecer de nuevo, que me devolviera las ganas, la esperanza, que me guiara con su luz, que limpiara las dudas que tenia sobre mis capacidades y virtudes. Mi fe se había vuelto tan pequeña como una semilla y fue entonces cuando comenzó a llover, empezó a nutrirme con su amor infinito, gracias a Dios hoy soy más fuerte y con una fe renovada que no para de crecer.