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La experiencia que dejan los tragos amargos nos vuelve terriblemente selectivos y además nos enseña que no debemos abrirnos con cualquiera y en algunos casos hace que el corazón se nos endurezca, pero todo esto tiene un fin y es que puedas evolucionar, conocerte un poco más pulir tus sentimientos y reconocer tus defectos para no volver a cometer las mismas equivocaciones que en el pasado tanto te hicieron daño.