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La envidia produce heridas y es allí, donde se contamina el alma, sentirte mal por ver los triunfos de otra persona solo creará en ti dolores innecesarios, abriendo grietas en tu ser que tarde o temprano amargará los deseos que brotan de tu corazón, bien dice el dicho, la envidia no es buena, mata el alma y la envenena, por es en lo posible es mejor que nunca la sientas.