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La energía no miente, las buenas intenciones, el amor y la honestidad, simplemente se sienten. Una mirada sincera, la forma en que alguien se queda aunque pueda irse; los gestos del alma no se disfrazan, ellos se perciben en los pequeños detalles, en la presencia, el cuidado y la atención. La energía que llevamos dentro y que damos, habla más fuerte que cualquier discurso porque cuando algo es genuino, se nota y cuando no lo es, también.