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Hubo un día en que no entendía nada, ahora sé que entonces no tenía que entender nada. Me angustiaba buscando respuestas y hoy comprendo que, en aquel momento sólo debía vivir, sentir, resistir y confiar. A veces la claridad no llega cuando la pedimos, sino cuando estamos preparados para recibirla y todo el caos del pasado era el terreno donde germinaría la calma del presente.