He llorado sin que de mis ojos cayese una sola lágrima, he sonreído delante de aquel que disfrutaba viéndome sufrir, he vivido grandes luchas internas, he tenido que gritar en el completo silencio, tomar fuerzas de donde ya no las hay, tomando impulsos desde lo más profundo de la desesperación y he salido a flote, cada día lo libro con la certeza de que soy más fuerte que ayer.
in Reflexión