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Han sido muchas batallas las que has enfrentado, pero de la mano de Dios siempre has obtenido la victoria. Tienes el mejor aliado que puedas necesitar, porque permanece firme y fiel a ti, cuando aparecen las sombras de la desesperanza, ilumina tu camino para que veas hacia donde te diriges y te protege hasta cuando descansas. Que gran bendición esa de tener a Dios, siempre de tu lado.